Literatura quechua desde la
independencia
Después de la Independencia, la literatura
quechua sufrió negligencia.
A fines del siglo XIX, Luis Cordero Crespo, luego presidente del Ecuador, escribió poemas en quechua y un diccionario quechua-castellano-quechua.
En el Perú, el poeta Andrés Alencastre Gutiérrez (1909-1984), más
conocido como Killku Warak'a, publico su colección Taki parwa en
1952.
José María Arguedas, que también recopiló
muchas canciones y muchos cuentos quechuas, parcialmente junto con Jorge
Lira, y escribió (en castellano) sobre el mundo indígena, tradujo el manuscrito
de Huarochirí del quechua al castellano en 1966. Publicó también unos textos en
quechua como Pongoq Mosqoynin en 1965.
La poesía quechua cuenta con dos importantes
referentes en Ranulfo Fuentes y Víctor Tenorio, ambos destacados
docentes de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga y promotores de actividades literarias en Ayacucho, con especial énfasis en la poesía y narrativa en quechua, idioma que
hablan cinco millones de peruanos, como nos lo recuerda la breve introducción
de este nuevo volumen de la colección Biblioteca de Cultura Quechua
Contemporánea.
Ranulfo Fuentes (Ayacucho, 1940) ha reunido en
Llaqtaypa harawin (Poesía de mi pueblo) diversas odas acerca de los entrañables
vínculos entre el hombre y la naturaleza, así como las tribulaciones y alegrías
del habitante de los Andes. Autor de diversos cancioneros, Fuentes utiliza la
forma típica del cuarteto para ensalzar al telúrico río, la majestad del cóndor
o la ternura de la flor silvestre. El poeta homenajea las labores del campo y
el amor como manifestaciones de la unión y solidaridad que deben existir entre
los seres frente a la adversidad. Víctor Tenorio (Huamanga, Ayacucho, 1941)
practica la poesía visual, lo cual en cierto modo rompe en el plano formal con
un estándar, al disponer los vocablos quechuas con evidente afán lúdico. Autor
de diversos poemarios y libros de cuentos, así como estudioso de la tradición
oral, su poesía se distingue por la conversión del impulso creativo y caótico
en palabra concreta que renombra al mundo. Musquykunapa qillqan (Escritura de
los sueños) se divide en dos partes: “Musqusqa harawikuna” (“Poemas soñados”) y
“Sunqupa harawinkuna” (“Poemas del corazón”). Conciencia de la existencia, el
erotismo y la valoración de las costumbres populares constituyen los
principales ejes de la poética de Tenorio. Podemos considerar este volumen como
un valioso aporte al conocimiento de la poesía quechua reciente y como una
muestra más por superar aquel prejuicio sobre la poesía andina, cuyo estudio se
detiene sólo en la era prehispánica o la Colonia. Gracias a la obra de
importantes investigaciones, no sólo desde el punto de vista antropológico,
sino también a partir de la posición de los estudios literarios, la poesía
escrita se convierte en el rostro viviente de la cultura, a pesar de las trabas
ideológicas que impiden su mayor circulación.
Frente a la carencia de ediciones críticas que nos
ayuden a situar la actualidad de la poesía escrita en quechua, el esfuerzo
editorial de la Universidad Nacional Federico Villarreal, que ha
institucionalizado un premio nacional para este género, es una buena noticia.
Actualmente, unos de los poetas quechua más activos
son Odi Gonzales (* 1962) del Cusco (Umantuu, Upa) y Ch'aska Anka Ninawaman (* 1973), una autora de
Yauri Espinar (Provincia
de Espinar, Cusco) con su colección Ch'askaschay (Poesía
en quechua, 2004),1 y en Ecuador el poeta Ariruma
Kowii (* 1961) de Otavalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario